Hace poco más de un año, anunciábamos con
alegría el comienzo del Programa que une a los Posgrados en Filosofía de la
PUCRS y de la FHUCE-Udelar, y por el cual alumnos y docentes uruguayos y
brasileños pueden realizar misiones de estudio y trabajo en el país vecino. Las
Lic. Luciana Soria y Maite Rodriguez, estudiantes de nuestra maestría, ya han
realizado esta experiencia en 2012.
Actualmente, la Lic. Deborah Techera, que se
encuentra en misión de estudios en Porto Alegre también en el marco de este
programa, tuvo la oportunidad de asistir a la Conferencia que diera el filósofo
canadiense Charles Taylor en Unisinos en São Leopoldo, Brasil.
Aquí compartimos su crónica de estas jornadas:
Sociedade, Religiões, Secularização. Ciclo de debates com Charles
Taylor. Unisinos (São
Leopoldo, Rio Grande do Sul)
24 a 29 de abril de 2013
Dentro del
ciclo de debates protagonizado por el profesor Charles Taylor en su primera
visita a Brasil, tuve la oportunidad de asistir a dos conferencias de las tres
que realizó. La primer conferencia fue acerca del debate
liberales-comunitaristas. En general se trató de un repaso de algunos de los
puntos centrales de su obra, centrándose en la idea de reconocimiento.
El malestar ante el cambio
Taylor
sostuvo que para construir una democracia tenemos que redefinir lo que
significa ser un ciudadano, pues esa definición era más fácill en el pasado.
Ahora la democracia “de igualdad” no puede sostenerse más; en el sentido de que
va a continuar habiendo una cultura común, pero que siempre estará cambiando.
Sin embargo las personas estamos acostumbradas a la continuidad, y nos molesta
redefinir, aceptar los cambios (define esto como una de nuestras más
importantes reacciones emocionales). Ciertas cosas que hemos implementado no
van a continuar para siempre, tienen que ser redefinidas. Una ciudadanía
moderna, diversificada, tiene que ver con su propia reforma. Por ejemplo, los
casamientos gay. En los años 60 los derechos de los gay comenzaron a ser
reconocidos, se reivindicó su identidad y se les reconoció, y eso derivó en las
leyes actuales de casamiento gay (ejemplo que es muy claro para la actual
situación de Uruguay al respecto). “La familia”, ¿está amenazada por este
acontecimiento? Responder afirmativamente implica el malestar ante el cambio.
Es una característica central de las democracias diversificadas y se produce,
más allá de las migraciones, por personas que se redefinen. Taylor cree que
para superarla, vamos a tener que tener agilidad para reinventarnos.
La “cuestión indígena” y la educación superior en Brasil
El formato
de la presentación estuvo estructurado pensando en el intercambio y el debate,
por tanto luego de unos 40 minutos de exposición, se abrió el espacio para
preguntas, y un tema muy presente fue la “cuestión indígena” en Brasil. Dos
preguntas en particular refirieron a una propuesta que pretende crear un curso
de educación superior para indígenas. En primer lugar, se le preguntó sobre si
el hecho de que ellos (los indígenas) “estudiaran nuestra cultura” haría que
“la suya se diluyese” En otras palabras, quien realizó la pregunta queria saber
qué opinaba Taylor de la postura de “no tocar” a las comunidades indígenas en
pro de la preservación cultural y ecológica.
Taylor
respondió que no sabía qué responder a la situación específica, qué el puede
hablar desde su situación, desde lo que conoce. Le parece que es importante que
nos preguntemos ¿qué es preservar la cultura? y suigiere que tal vez “es 500
años demasiado tarde para ello”. En Canadá, cuenta, existe una amplia gama de situaciones
difíciles. Está el caso de las tribus inuit; su lengua está viva y en parte es
porque las mejores políticas que se elaboraron tienen que ver con su
integración en la sociedad canadiense. Se crearon organizaciones para preservar
su lengua, el costo es que no pueden ser unillingües, sino bi o trilingües.
Educan a sus hijos en su propia lengua, pero también en francés y/o inglés.
Este tipo de situación mixta es la mejor posible, mejor al menos que la de
aquellos que perdieron totalmente su lengua. Tornar posible el acceso a la
educación superior puede ser, según él, parte de la respuesta.
Surge
también la cuestión de si el Estado tiene obligación de invertir recursos
públicos para desarrollar una cultura particular, para reivindicarla. Para
Taylor, un liberal no cuestionaría ese “aislamiento”, pero ¿hay derecho a pedir
intervención estatal?¿tenemos la obligación de ayudar a reivindicarla? Sostiene
que la unica solución humanitaria para la integración indígena es la
preservación de lo que le es suyo, mediante culturas híbridas.
Entrar en contacto debería ser una elección
Otro
comentario interesante presentó la cuestión de que en la Amazonia, existen
pueblos aún no contactados por el estado, que sin embargo prevé la construcción
de centrales hidroeléctricas que afectarán esas comunidades. Taylor cree que es
importante el hecho de que esos pueblos no escogieron entrar en contacto, menos
aún através de centrales hidroeléctricas, y por tanto, las opciones son
extremas en este caso. No forzar el contacto si los indígenas no quieren es no
tener energía eléctrica; no se puede decir que se respeta su deseo de no tener
contacto y aún así poner las centrales. O el Estado se queda afuera, o se
planifica en colaboración con ellos, no parece haber un término medio.
El Estado no puede “darles las reglas pero negarles los medios”
También en
relación a las culturas indígenas se le consultó a Taylor sobre qué posición puede
tomar el Estado ante fenómenos como el infanticidio de los enfermos congénitos
en algunas tribus. En “nuestro mundo”, responde Taylor, tenemos instituciones
que pueden hacerse cargo de las personas con ciertas enfermedades, pero en
estas tribus no. Vuelve a comentar el caso de los inuit que “descartan” a los
ancianos, y es un comportamiento cultural totalmente aceptado por todos,
incluidos los ancianos. Podemos pensar que nuestra sociedad es mejor, por no
realizar ese tipo de “abandono” pero debemos tener claro que no hay condiciones
para mantener ese tipo de personas en las tribus pequeñas. El Estado no puede
obligarlos a dar esos cuidados si no hay integración y si no posibilita sus
condiciones para implementarlo, no puede darles las reglas pero negarle los
medios.
Honneth y el debate liberales-comunitaristas
Por otra
parte, se le consultó acerca de dónde localizaría a Honneth en el debate entre
las posturas liberal y comunitarista y si considera que tiene éxito al intentar
traspasar la división formal entre moral y ética (con las tres esferas
universales con contenido histórico cambiante). Para Taylor la propuesta de
Honneth es útil e interesante porque aborda muchas dimensiones. La dificultad
es que permanece en un nivel de generalidad grande de más. Los diferentes tipos
de situaciones y culturas, la cuestión de qué es lo importante en cada una, será
tan diferente que para implementar esa ética del reconocimiento hay que conocer
cada situación mucho más que en sus características generales. Considera su
planteo insuficiente, incompleto, respecto de qué hacer en los distintos
contextos. Simplemente las reglas generales no pueden ser entendidas sin una
noción de lo que es importante para la vida; eso puede ser generalizable hasta
cierto punto, pero cada cultura tiene inflexiones diferentes. Para saber lo que
es importante y lo que es trivial se tiene que conocer, no generalizar desde el
propio caso. Cualquier “haga eso y no aquello” puede ser interesante, pero no
llega a conocer lo importante para cada uno. No torturar o no matar, tal vez
puedan ser valores incuestionables en
cualquier parte, pero hay otros como la libertad, por ejemplo, con los que
tenemos que tener más cuidado. Tenemos que conocer los detalles de muchas cosas
para complementar las reglas generales.
Al
finalizar el intercambioTaylor se dice pesimista y optimista a la vez.
Pesimista en tanto cree que nunca vamos a llegar a una democracia perfecta, con
todas las identidades reconocidas; optimista porque afirma que podemos intentar
llegar, siempre vale la pena luchar.
Por Deborah Techera